EN MEMORIA DE RAFAEL REDONDO BARBA, IPARHAIZEA


 

EN MEMORIA DE RAFAEL REDONDO

“Zazen es ser uno con la naturaleza, ser uno con lo que se ve, se oye, palpa, gusta y huele. Y todo ello, de tal modo que quede derribada la frontera entre el observador y lo observado. Zen es superar la frontera dualista del llamado pensamiento único. Zen es captar la Unidad (las diez mil cosas son una) que subyace a la profundidad. Zen es convertirse en testigo transparente de esa realidad que habito y me habita”.

La radicalidad del zen, Desclée de Brouwer, 2005

 Sirvan estas líneas como homenaje a Rafael Redondo , que murió el 10 de abril, también como agradecimiento por sus palabras que tanto nos alentaron y reconfortaron.

Podemos citar entre sus libros a La radicalidad del zen, Gratitud, El brotar del asombro, Más allá de linajes y maestros, de escuelas y creencias, Zen: la experiencia del Ser.

Dedicado a la docencia de Psicología y Sociología, en la Universidad de Deusto y del País Vasco, hasta 2006 en que abandona la Universidad , siendo pionero en implantar la meditación Zen dentro de un programa de Terapias Alternativas (Terapia Zen), dependiente de la Universidad de Deusto y el Servicio de Psiquiatría del Hospital Civil de Bilbao, siendo esta  la única actividad académica a la que se dedicaba.

Maestro zen desde 2004 en la línea de Willigis Jäger de la escuela japonesa Sanbo Kyodan en Alemania, escuela de la que ocho años después se desvincularía. David Brazier le reconocería como Maestro en el Dharma.

Incluiría posteriormente otras visiones contemplativas más allá del zen. Nos dirá en Ser la propia luz (Desclée Brower 2015) que en este libro se expresa de modo respetuoso, aunque crítico, “ante la relación infantil que a mi modo de ver se da entre maestro y discípulo en el ámbito occidental. Una relación de inmadura dependencia o minoría de edad que siento no sólo inapropiada, sino injustificada e indigna para la persona humana a estas alturas de la evolución de la conciencia”.

Qué mejor que recordarle en sus propias palabras:

“La experiencia del Ser, – lo he dicho toneladas de veces- no es un privilegio de personas religiosas o de maestros de iluminadas maestrías, -ni de escuelas, iglesias, rituales- sino un derecho de nacimiento y patrimonio de la toda la humanidad, un corazón sin coraza que late mejor en los más frágiles y humildes, por lo que antes de pasar a la otra orilla, deseo ser y servir a mis iguales como un compañero más, quizá de edad provecta, pero igual, porque sin igualdad no cabe la cercanía y dudo que tampoco quepa el amor”.

“Y el cuerpo, atravesado de silencio, diluido en las alas de su aliento, él mismo se ha hecho ausencia. Y se ha hecho soplo. Y se ha hecho viento; como un tilo en otoño al que sus propias hojas ya le pesan, y al que su propia desnudez ya le es ajena. Tan sólo permanece el frágil rumor del palpitar. El resto, el meditador incluido, ha perdido su volumen. Sólo queda eso: la meditación, sólo queda eso: la respiración”.

Dojozen Genjo Pamplona/Iruña

 

 

 

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