Sobre la naturaleza del ser humano II, Eduardo Donin García
Manolo Ortega
SOBRE LA NATURALEZA DEL SER HUMANO II
Mencio y la bondad natural del ser humano
Meng Ke (372-289 a C) latinizado como Mencio, se refiere a la disposición natural hacia la bondad del ser humano. Es decir si lo dejamos libre, ¿qué se manifiesta la bondad o la maldad? Para Mencio la bondad. Si somos espontáneos, si somos nosotros mismos, ¿se manifiesta una bondad natural? La novedad de dicha pregunta, dentro de la filosofía china, se debe a que Mencio era confuciano. La discusión surge en el seno del confucionismo. Los taoístas lo tenían muy claro.
Para Mencio, aludiendo a la compasión, ésta se expresa de modo natural. Entendiendo al compasión como la incapacidad para soportar el dolor del otro. Es la piedra de toque en la que basa todo su argumento. La disposición natural del ser humano es la compasión. No hay ningún ser humano que carezca de compasión. Según dicho punto de vista la compasión es algo muy activo, ya que no soportar el dolor del otro nos obliga de alguna manera a actuar.
Por otra parte, y viendo como está el mundo, podemos pensar que no todo el mundo tiene compasión. Pero Mencio no se refiere a eso, a que no exista el mal. Si no hay compasión es porque esa disposición natural está bloqueada, obnubilada. En ese sentido podemos comprobar que nuestros apegos, son un obstáculo para la compasión. Si estamos muy apegados a nuestros deseos, a nuestros hábitos, difícilmente podremos abandonarlos para ayudar a los demás.
Cuando eso sucede, probablemente, viene algún razonamiento sofisticado en nuestra ayuda como: ¿Qué es verdaderamente ayudar? O alguna respuesta retórica, que justifique nuestra falta de compasión. Si eso sucede, a pesar de haber omitido nuestra compasión con el otro, daremos la razón a Mencio, ya que tenemos que actuar en contra de lo que se ha manifestado originariamente, el pensamiento de que tenemos que ayudar al otro. Si no, no necesitaríamos justificarnos a nosotros mismos.
Por el contrario también podemos pensar que lo natural es el apego, y lo contranatural romper el apego y ayudar al otro. En ese caso también daremos la razón a Mencio, ya que aunque nuestra disposición sea el apego arraigado, y necesitamos romperlo, nadie rompe nada, si algo (en el corazón) no se lo requiere, y ese algo sería la disposición natural a ayudar. Por tanto por muy arraigado que sea nuestro apego, eso no es lo natural, porque si no, ¿por qué nos comemos la cabeza?
En definitiva Mencio, aludió a la compasión, para justificar la disposición natural al bien, que reside naturalmente en el ser humano. En términos budistas, su análogo es la naturaleza compasiva de la Mente. Dicha compasión, (que es sabia) es lo que subyace por debajo de todos nuestros pensamientos, y de todos nuestros egoísmos. Si no fuera así no podría manifestarse. sino que la compasión sería algo fabricado, educado, adquirido.
En este sentido ni Mencio, ni el budismo, conciben la compasión de esa manera, como algo que deba ser adquirido, sino al contrario es nuestra disposición natural que está siendo, o que es obnubilada.
Ahora bien, esto no quiere decir que no requiera ser practicada, ya que aunque sea “nuestra naturaleza original” de alguna manera es una potencialidad, es natural en potencia, y necesita de la práctica en acto. Es decir que, aunque se conciba como algo que no es adquirido desde fuera, eso no nos evita el tener que desarrollarla.
Eduardo Donin García
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