Confianza en la sangha, Eveline Kogen Pascual
Amor, M Deshimaru
Confianza
en la Sangha
Kusen
de Eveline Kogen Pascual – Grube Louise, Enero 2019
Zazen es a veces doloroso. Nos duelen las rodillas, o
la espalda, o los hombros y, es difícil permanecer relajada. Si tenéis dolor,
inspirad y espirad profundamente y, durante la espiración enviad vuestra
energía a las zonas dolorosas y relajadlas conscientemente. Esto suele permitir
atenuar el dolor y así podemos aguantar un poco más. Pero, no es necesario
torturarnos. Si ya no es soportable, haz gassho
y cambia de pierna, por ejemplo, o bien extiende tus rodillas durante algunos
minutos.
En el origen, en tiempos de Buda, e incluso más tarde,
la Sangha estaba reservada a los monjes y las monjas ordenadas. Pero, en
realidad, la Sangha es la comunidad de todos los discípulos de Buda, de todos
los que practican sinceramente la vía, ya estén ordenados o sean laicos. La
Sangha engloba a todos los que hacemos zazen. Juntos, hacemos esfuerzos para
asimilar y hacer realidad las enseñanzas de Buda. Expresar nuestra confianza en
la Sangha es también, despertar a la interdependencia con todos los seres.
Todos somos diferentes y cada uno tenemos nuestro
propio carácter. Conozco personas que no van a las sesshines porque hay
demasiada gente diferente que ellos y eso les perturba. Pero en la Sangha,
todos tenemos la misma base en la que nos apoyamos. No tenemos necesidad de
explicar muchas cosas, aunque tengamos
hábitos muy diferentes. Así, cuando la Sangha se reúne en nuestra casa, en
nuestro dojo o un grupo numeroso en una sesshin, podemos relajarnos en esa
atmósfera. Estamos inspirados, pero también desafiados. Y nos sentimos,
generalmente, suficientemente seguros para explorar y superar nuestra propia
vulnerabilidad, cuando nos comprometemos en una práctica más profunda.
La Sangha es una red que se desarrolla por sí misma.
Si se producen malentendidos y
discordias, debemos esforzarnos y aprender a cuidar y a preservar la Sangha.
Pues una comunidad no permanece en armonía sin una atención y un cuidado
constantes.
Gracias a nuestras relaciones con los otros, a
prendemos a conocernos a nosotros mismos. Los otros se convierten en soportes,
enseñantes, amigos y, también en espejos. Nos ayudan a ver nuestro propio
comportamiento, nuestra disposición y esto, no sólo en lo que concierne a las
relaciones entre discípulos, sino también a las relaciones entre maestros y
discípulos. En el zen, se dice que, el entrenamiento en los monasterios es como
una situación difícil en la que mezclamos piedras angulosas hasta que llegan a
pulirse y redondearse.
Continuamente estamos confrontados los unos con los
otros. Y vivimos esta práctica juntos, ya sea en el zafu, en las ceremonias,
cortando verduras, limpiando los baños o compartiendo nuestra vida con una taza
de café en la mano. Todos estamos concentrados en lo que hacemos. Nuestra
propia experiencia es siempre puesta en cuestión ¿He actuado correctamente o
descuidadamente? ¿He respondido correctamente o es mi orgullo quien ha hablado?
¿He comprendido las cosas profundamente o me lo imagino sólo porque se lo he
leído al Maestro Dogen?
En la Sangha, verificamos nuestra realización porque
compartimos un esfuerzo común y tenemos un lenguaje común para describir
nuestra práctica. Nos “frotamos” los unos contra los otros, por así decir, y
progresivamente pulimos las desigualdades, las negligencias y las
insuficiencias de nuestra práctica, hasta que nuestro espíritu de hace cada vez
más receptivo, claro y abierto.
Nos refugiamos en la Sangha porque tenemos necesidad
de ella. Gracias a ella el Dharma se mantiene en vida y así, los Tres Tesoros:
Buda, Dharma y Sangha, pueden continuar existiendo y hacerse fuertes.
(Dojozen Genjo Pamplona/Iruña)
Gracias por este articulo,me relaja saber que cuando comencé en el Dojo era como tener que sufrir en la postura hasta que el dolor me venciera ,el resultado fue fatal cada vez sufría más y cada vez me sentia mas inutil,esas siluetas negras que estaban a mi lado,erguidas,fuertes,sin movimiento me hacían sentir pequeño,pero sin querer un dia en el clímax del dolor me dije dejate llevar,no fuerces,suelta ,gassho,estira suavemente la pierna,cambia la posición y respira,descubrí que con fuerza y tensión no se ablanda la madera más dura.
ResponderEliminarLa Shanga es el hogar donde nunca debí salir,pero lo hice........
perdonarme familia