La comprensión a través del cuerpo, Roland Yuno Rech.
LA COMPRENSIÓN A TRAVÉS DEL CUERPO
Pregunta: ¿Cómo se manifiesta la comprensión profunda en el cuerpo? La comprensión
profunda es entender la verdadera naturaleza de uno, y la verdadera naturaleza
de uno es esquiva. Entonces, el viaje es eterno porque nunca logramos saber,
tener el entendimiento, ¡nunca llegamos al final!
Roland: ¡No!, ¡al contrario!, la comprensión es inmediata. Es
la comprensión de la vacuidad. Es la comprensión del Hannya Shingyo: todos los
fenómenos son vacuidad. Por lo tanto eso corta toda forma de apego. Y entonces,
en ese momento, ya no hay necesidad…
¡Sí!
Hace falta la concentración para que esa intuición fulgurante de la vacuidad no
quede, no se vuelva un concepto puramente intelectual. Lo recalqué, para mí es
un problema muy importante. Para ser fiel a lo que se comprendió, para no
traicionar esa comprensión, para no estar dividido entre una mente que
comprende ciertas cosas y un cuerpo que actúa de otra manera, verdaderamente
hay que tener una comprensión que asocie el cuerpo. Por lo tanto una
comprensión a través del cuerpo, es la comprensión de zazen. Es decir que se
comprende…, por ejemplo la vacuidad, no la comprendemos simplemente como un
concepto, pero la vivimos interiormente a partir del cuerpo, en zazen.
P3: Para mí es evidente, cuando practicamos zazen se
tiene esa unidad cuerpo-mente. Por lo tanto durante zazen es evidente que lo
encontramos…
Pero
después, mi pregunta estaba un poco, ¿en la vida cotidiana, cómo continua eso?
Es por eso que lo veía como un desfase. Si quieres, es la mente quién domina,
en el sentido que cuando muevo un brazo, es la mente que dice “mueve tu brazo”.
¿O sea, qué eso viene de la cabeza?
Roland: Sí, pero hay una retroacción después.
P3: Me quedé tal vez un poco antes de esa comprensión de
la Vacuidad y de esa unidad de la Total Presencia en la cabeza y el cuerpo.
Roland: ¡Yo no hablé de total presencia!
P3: No, ¡soy yo quien habló de eso!
Roland: Ya sé. Es otra cosa. Es lo que se llama zanshin, concentrarse hasta el final de
la acción. Es en la manera de actuar donde es importante, tener esa Total
Presencia y esa atención que permanece hasta el final de la acción. Eso es una
cosa. Pero el otro aspecto es diferente. No se trata de zanshin.
P3: Para mí, es esa total presencia en lo que se hace. Se
dice muchas veces: “cuando se come, se come”. Por lo tanto es en ese momento en
que el cuerpo y la mente están unificados. En el sentido que se es totalmente
“uno” con lo que se hace. Entonces ¿es esa la realización por el cuerpo?
Roland: ¡Sí!, ¡sí, sí!
Pero zanshin es más bien una cuestión
de atención, es permanecer atento a su gesto hasta el final. El ejemplo que se
da siempre de zanshin, es cuando se
coge el picaporte de una puerta para cerrarla. No se golpea la puerta, se la
sujeta por el picaporte, se la cierra, se va hasta el final, se termina el
gesto. Cuando se caligrafía, se realiza el trazo y se traza hasta el final. O
sea que permanecemos concentrados en lo que se hace, hasta el final. Zanshin pertenece al ámbito de la
acción, no pertenece al ámbito de la sabiduría.
Yo
os hablaba de la sabiduría, de una comprensión en la cual no se comprende solo
con la parte superficial de nuestro cerebro, el lado intelectual que nos hace
comprender rápidamente un montón de cosas. Pero si no se comprende
profundamente, entonces cuando se dice con el cuerpo, quiere decir también con
el inconsciente, el inconsciente que es corporal, es decir, verdaderamente
comprender algo desde el fondo de su ser, lo que hace que no haya más
resistencia interior a seguir lo que se comprendió. Sino se está dividido entre
una comprensión… Por ejemplo comprender que ser egocéntrico es completamente
absurdo, porque nuestro ego no es el centro del mundo. Entonces podemos explicarlo y comprenderlo.
Eso
no impide que, apenas comprendido,
vayamos a salir y vayamos a tener una reacción puramente egocéntrica. En
ese momento ni siquiera se reflexiona. Es casi un condicionamiento. Estamos
condicionados por decenas de años de comportamiento egocéntrico. Y para llegar
a descentrarse, a quitar ese egocentrismo, tiene que haber verdaderamente una
revolución que no solo implique la comprensión intelectual, que es fácil de
tener, sino una comprensión profunda que asocie el cuerpo y por lo tanto
también al inconsciente. Y entonces, todos los mecanismos que nos hacen a veces
actuar de manera impulsiva, automática, condicionada y que no tienen en cuenta
para nada la sabiduría que creíamos haber adquirido, ahí, de golpe, es dejada
de lado. No funciona más. Para mí eso es un problema verdaderamente muy, muy
importante.
Se
habla mucho de los bonno, es decir de
las pasiones, finalmente, de los apegos, que son causa de sufrimientos. Pero yo
encuentro que hay otro ámbito del cual no se habla suficientemente, que son los
hábitos, los condicionamientos. Y muchas veces se van a cometer errores
simplemente porque estamos condicionados a reaccionar de una manera u otra. No
es tanto una pasión la que nos hace actuar así, es la costumbre. Por eso hay
que cambiar los hábitos, esto también es muy importante.
Esto
implica estar atentos, comprender lo que nos hace actuar, tratar de encontrar
un espíritu nuevo cada vez, en cada situación. Y no contentarse con reaccionar
de la forma habitual.
Porque
nuestra forma habitual no es necesariamente buena. Está condicionada por
nuestro karma, por todo tipo de
cosas.
Es
por eso que en el Zen, la vida monástica – aunque que yo no soy muy apasionado
por los monasterios – no impide que la vida monástica a pesar de todo tenga un
gran valor, es que ella nos lleva a practicar con el cuerpo y la mente en
unidad todo el día. Es lo que también hacemos en sesshin. Y entonces es de una
gran ayuda para descondicionarse, para cambiar nuestros hábitos, tener otras
costumbres. Por ejemplo la manera en que se come en sesshin son otros hábitos,
pienso, de la manera en que se come en un restaurante. Es una nueva forma de
hábito. Es importante cambiar los hábitos.
De
lo contrario, no llegamos a vivir en armonía con lo que hemos comprendido y por
lo tanto estamos divididos. La cabeza piensa así muchas veces, si hemos
reflexionado, si hemos… ¡y bueno!, y finalmente actuamos de otra manera.
Lo
digo siempre, este es un problema muy antiguo. Hay filósofos célebres como
Leibnitz que decía: “Sé lo que es justo pero hago lo que es falso”. Es una
confesión. La Vía es realmente….”Reflexioné mucho, lo entendí todo, sé lo que
es justo, hago lo que es falso. No siempre, pero a menudo”. ¡Eso nos pasa a
todos! Y encuentro que es algo a lo que hay que aplicarse de verdad. Para eso
hay que adquirir buenos hábitos. Y por
lo tanto hacer muchas sesshin…
Solo
buenos hábitos tampoco es suficiente. Hay que comprender. ¡Se necesitan los
dos! Siempre es lo mismo. Hacen falta
las dos: concentración y comprensión.
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