Ryokanando...dos nuevos poemas
Como estoy a punto de acabar el viaje , no me resisto a poneros esta postal con dos poemas de Ryokan:
--La desaparición de Ryokan, esa especie de vuelta a la
ingenuidad de la infancia, al borrar sus huellas, al desparecer, de tal forma
que todos los seres se sentían cercanos a él, había alcanzado “ la naturaleza
verdadera”, sin oposición, la armonización con todos los seres, Tenshin.
A veces fuera la época que fuera, cualquier estación, no salía ni siquiera para hacer la ronda mendicante,
se encerraba de retiro, no encendía incienso, no hacía zazen. No hacía nada.
Quería soltar todo e ir al fondo de la no-acción, confiado al movimiento
natural de la vida, sin artificio.
.
Todo está desierto.
Ya ha acabado la
primavera,
y todo está silencioso.
Cierro mi puerta,
las glicinias y los
bambúes alcanzan el cielo
y ensombrecen los
alrededores.
Las hierbas pujantes
entierran los escalones
El cuenco y el zurrón
colgados
desde hace tiempo en la pared.
Del incensario no sale
humo.
Sosegado, puro es este
lugar fuera del mundo
en el que toda la noche
canta el cuco.
Y ESTE OTRO QUE ESCRIBIRÁ EN OTRO MOMENTO DE SU VIDA, MÁS ADELANTE
Es el crepúsculo, se
acaba el día y todo movimiento cesa.
Cierro la puerta de
ramas de mi ermita.
El canto de los grillos
se debilita,
los colores de la hierba
y de los árboles,
poco a poco
desaparecen.
En esta larga noche, renuevo
el incienso varias veces.
Siento frío y me coloco
otro hábito.
Queridos condiscípulos
del zen, ¡practiquemos!,
verdaderamente el
tiempo pasa a toda velocidad.
Traducción: Antonio Arana Soto
Gracias Antonio.
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