Habitar....
HABITAR
Habitar el cuerpo que
somos,
habitar la vida en
cada instante,
habitar el huerto
íntimo,
habitar el oráculo
del rumor
del viento..
Oírlo como los
antiguos,
en el cañaveral,
en el habla del
roble,
en el canto del
petirrojo
en el mango de la
azada olvidada.
Abrirnos a él
y a los poemas que la
lluvia nos trae,
a los poemas del
viento en el almendro,
en la higuera, en el
membrillero,
en el nogal;
en el ser tal de cada
cosa
sin distancia ni
condición.
Habitar el verdadero
amor,
-único oficio-
en que todo se
expresa
en la serena y
efímera eternidad sin instante.
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