Los dos primeros aspectos del Despertar, Roland Yuno Rech 1/2
LOS DOS PRIMEROS ASPECTOS DEL DESPERTAR
Sesshin
Grube Louise, enero 2017
El
primer aspecto del Despertar
Durante zazen, sea cual sea
vuestra motivación para venir a practicar, olvidad todo objetivo. Sólo dejaros
absorber por la concentración en la postura del cuerpo y seguid vuestra
respiración mejor que vuestros pensamientos. Es la mejor manera de liberarse de
la mente que discrimina, que crea dualidades, separaciones. Es la mejor manera
de encontrar nuestra armonía primigenia con nuestra Naturaleza de Buda; dicho
de otro modo, despertarse, ser semejante a Buda, encontrar un espíritu libre y
en paz, no sólo para uno mismo, sino porque esta libertad y esta paz irradian
alrededor de uno.
Poco tiempo antes de morir,
Buda Shakyamuni describió los ocho aspectos de este despertar y también Dogen
retomó esta enseñanza hacia el final de su vida. Esto quiere decir que es muy
importante para nosotros, porque expresa las características del Despertar y, a
la vez, porque permite realizarlo y actualizarlo. La Vía no es sólo el camino
para realizar el Despertar, sino el arte de caminar de forma despierta. Es el
principio fundamental del zen del Maestro Dogen; práctica y realización son
unidad. Y es la razón por la que es preciso poner toda nuestra atención en la
práctica justa y no apegarse al Despertar, sino dejar que se realice
naturalmente en la práctica, sin pensar en ello.
El primer aspecto del
Despertar es ser libre de toda avidez. Dogen decía: “Es abandonar los cinco
deseos”. Aquí, no se trata de los objetos correspondientes a los objetos de
nuestros cinco sentidos (que además son seis), sino que son los deseos ávidos
de poseer objetos, la obsesión sexual, la avidez de la comida, del sueño, y por
fin de los honores o el poder.
No se trata de abandonar
todo deseo, pues el deseo corresponde a menudo a una necesidad natural. Podemos
tener hambre y desear comer, tener sed y desear beber, estar cansado y desear
dormir, podemos amar profundamente a una persona y desear hacer el amor con
ella, y podemos también desear despertarnos. Y, en todos los casos, el deseo
permite concentrar nuestra energía. Dogen, por ejemplo, decía: “Si practicáis
con una gran energía, como la desplegada por alguien que está enamorado de una
mujer de la alta sociedad, no dejaréis de realizar el despertar”. Dicho de otro
modo, el deseo no siempre es negativo, es incluso lo que anima y da un sentido
a nuestra vida. La gente que ya no desea nada cae en la depresión.
Pero el problema del mundo
actual es que muy poca gente está verdaderamente despierta. Vivimos en un mundo
muy materialista. Sin reflexionar en ello, perseguimos todo tipo de objetos de
satisfacción. Los deseos se multiplican hasta el infinito sin que jamás estemos
satisfechos, porque no hemos descubierto nuestro verdadero y más profundo
deseo. Entonces, perseguimos sucedáneos, como alguien que tiene sed de amor y
se vuelve alcohólico. Simplemente se ha equivocado de objeto. El objeto de su
deseo era el amor verdadero, pero a falta de haberlo encontrado, se consuela
con el alcohol, como otros con la comida, el dinero, el poder, los honores.
Todos estos objetos de deseo son, simplemente, el signo de una falta de
Despertar.
El Maestro Deshimaru nos
decía que el Bodhisattva tiene un solo gran deseo: poder despertarse por el
bien de todos los seres, para poder ayudarles a despertarse. Cuando tenemos
este deseo y nos concentramos en la práctica que permite realizarlo, todos los
otros deseos se hacen menos importantes. Podemos contentarnos con una vida
sencilla, desear cosas sanas que contribuyan a la salud del cuerpo y de la
mente y que no creen ni sufrimiento ni enfermedad. Y es porque, en el fondo,
nuestro espíritu está verdaderamente satisfecho de haber encontrado la Vía y de
caminar en la Vía justa.
Entonces, nuestra vida toma
su verdadero sentido, y es de esto de lo que los seres humanos tienen la mayor
necesidad, particularmente los jóvenes de hoy en día. Pues lo que la sociedad
les propone, no satisface su deseo de “tener un sentido”. Hay una carencia de
dimensión espiritual en nuestra sociedad y, a veces, algunos explotan esa carencia
proponiendo creencias fanáticas. Los dos más grandes peligros de la sociedad
actual son el materialismo y el fanatismo espiritual, que es la respuesta
completamente errónea a la falta de espiritualidad.
Practicar zazen, practicar
una sesshin y concentrarse en la Vía es importante, no sólo por uno mismo, sino
para ayudar a todos los seres y para ser capaz de aportar una verdadera ayuda
espiritual. Ser un verdadero Bodhisattva.
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