EL ZEN HOY (PARTE II), Roland Yuno Rech

EL
ZEN HOY (PARTE II)
Entonces, los preceptos se vuelven inútiles pues son
realizados naturalmente como expresión de la vida despierta. Cada día, se
convierte en un buen día y cada lugar, un buen lugar para practicarlos.
Cualquier lugar en el que actualizamos la naturaleza de Buda se convierte en un
monasterio. Cuando nuestros viejos hábitos y nuestros viejos karmas se
manifiestan nos percatamos de ellos y volvemos rápidamente a la Vía. Zazen nos
ayuda a estar siempre plenamente conscientes de lo que nos anima y a dejar
pasar las ilusiones. Así, los preceptos, son los valores transmitidos desde
Buda, para ayudar a todos los seres a llevar una vida feliz. Estos son los
cinco primeros:
No matar se convierte en proteger toda vida y permitir
que se expanda la vida despierta.
No robar deviene abandonar la avidez y sentir el gozo
de dar.
No mentir se convierte en expresar la verdad y, sobre
todo, llevar una vida auténtica. No traicionar con nuestras palabras y nuestros
actos la verdad a la que zazen nos despierta. No hay “mentiras piadosas”. Pero
podemos abstenernos de decir lo que podría causar sufrimiento, cuando no es
buen momento de decir la verdad.
No ser ávido se convierte en amar al otro con respeto
y benevolencia. Es el remedio a las violencias y a las perversiones sexuales
que traicionan el verdadero amor.
No intoxicar el cuerpo y la mente es vivir sanamente,
proteger la salud para continuar llevando una vida justa. Es velar para no
producir contaminación física o mental que, a menudo van juntas.
Los preceptos transmitidos desde Buda, son
recomendaciones que permiten vivir el despertar cada día y actualizar lo que da
valor a una vida humana. Las reglas están limitadas a un lugar, los preceptos
son universales. Las reglas piden un esfuerzo para seguirlas, los preceptos son
valores de vida practicados cada vez más espontáneamente. Pero, mientras
nuestros hábitos y nuestro karma nos condicionen, es bueno seguir los “cuatro
ilimitados y las cuatro prácticas del bodhisattva”.
Los cuatro ilimitados enseñados por Buda son:
La benevolencia y el amor ilimitado: es el deseo de
que todos los seres sean felices. No sólo la felicidad de haber satisfecho los
propios deseos egoístas sino también la felicidad del despertar. Deseamos a
todos los seres practicar la Vía que lleva a la liberación. Actuamos con amabilidad
y bondad y dulzura en toda circunstancia.
La compasión ilimitada: es ayudar a todos los seres a
liberarse de las causas del sufrimiento, los bonnos y el karma, que hacen de la
vida el samsara e impiden realizar el
despertar que nos libera.
El gozo ilimitado: es regocijarse de la felicidad de
los otros. Permite apaciguar los celos y la envidia así como el espíritu
competitivo. Como todas las prácticas ilimitadas, vale también para el gozo
ante la felicidad de los seres que nos son indiferentes o incluso hostiles.
La ecuanimidad ilimitada: es estar sin apego ni odio,
sin adhesión ni rechazo, como recomendaba el Maestro Sosan en el Shin Jin Mei.
Es una actitud benevolente que alcanza con imparcialidad a todos los seres. No
se trata de indiferencia sino de una sensibilidad controlada.
Estas cuatro prácticas ilimitadas permiten que el amor
auténtico se encarne en la vida cotidiana.
Las cuatro
prácticas del bodhisattva que enseña el Maestro Dogen expresan también los
valores del zen:
El don desinteresado, las palabras de amor, las
acciones benéficas y la identificación o empatía que inspiran todos los votos y
los preceptos que dan sentido y valor a nuestras vidas a partir del despertar
de zazen. Es lo que hace que no nos alineemos con las nuevas prácticas de
meditación, separadas de la dimensión espiritual de la vida.
Cuando zazen inspira nuestra vida no tenemos necesidad
de mostrarnos como monjes y monjas, es suficiente con dejar que el despertar de
zazen irradie nuestro alrededor, para el bien de todos los seres.
ROLAND YUNO RECH
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