Carta Postsesshin : La resonancia: la simultaneidad de la Vía
“Estudiar la
vía del despierto,
es estudiarse
a sí mismo.
Estudiarse a
sí mismo,
es olvidarse
de sí mismo”
Dogen, Genjo
koan
“La mente
ordinaria es el Camino”
Baso Doitsu
(709-788)
Bueno,
bueno…
Como sabéis
el nombre de nuestro dojo es Genjokoan, el koan, el enigma que la vida
cotidiana nos pone delante para que lo resolvamos y la clarifiquemos. En la
traducción que hicimos del mismo en “La realización del despertar”, de Roland
Yuno Rech, (edit. Milenio), nos expone
el olvido de uno mismo, de una misma; en el que somos reconocidos por todas las
existencias.
Cómo repetía
Roland varias veces, una sesshin histórica. Por los acontecimientos vividos y
por la gente que ha asistido y por la concentración y funcionamiento tan
armonioso de la misma.
Armonía solo
posible en ese olvido de uno, de una misma.
Despojados
del propio cuerpomente y del cuerpomente de los demás en ese momento un modo de
funcionamiento natural y en armonía aparece; aparece doji jodo, la resonancia: la realización simultánea de la Vía. Y cada
momento es un buen momento, cada lugar un buen lugar. Ahí donde estamos es el
verdadero dojo, el verdadero hogar de la Vía.
Muchas
gracias por vuestro trabajo.
Por encarnar
los tres aspectos, los tres espíritus que Dogen expone en las “Instrucciones al
cocinero zen” (El Tenzo Kyokun). El Gozoso, el de la Abuelita, (de Amor sin
condición), el Vasto espíritu, …Tres en uno que tan bien engrasa la maquinaria
y nos ofrece, en nuestro gyoji, la
ocasión de que la práctica sentada se realice e integre en lo de todos los
días, en el hoy de pocas cosas, en lo ordinario , en la práctica cotidiana.
Joshu le preguntó a
Nansen:
-¿Cuál es el Camino?
-La mente ordinaria es el Camino –contestó Nansen.
-¿Debo intentar buscarlo? –Inquirió Joshu.
-Si tratas de buscarlo, te separarás de él –respondió Nansen.
-¿Cómo puedo conocer el Camino a menos que intente hallarlo? –insistió Joshu.
Dijo Nansen:
-El Camino no es una cuestión de conocer o no-conocer. Conocer es ignorancia; no-conocer es confusión. Cuando alcances verdaderamente el verdadero Camino más allá de toda duda, lo descubrirás tan vasto e ilimitado como el espacio.
-¿Cuál es el Camino?
-La mente ordinaria es el Camino –contestó Nansen.
-¿Debo intentar buscarlo? –Inquirió Joshu.
-Si tratas de buscarlo, te separarás de él –respondió Nansen.
-¿Cómo puedo conocer el Camino a menos que intente hallarlo? –insistió Joshu.
Dijo Nansen:
-El Camino no es una cuestión de conocer o no-conocer. Conocer es ignorancia; no-conocer es confusión. Cuando alcances verdaderamente el verdadero Camino más allá de toda duda, lo descubrirás tan vasto e ilimitado como el espacio.
En esta
mente ordinaria, está incluida para Dogen la propia naturaleza de la verdadera mente
(que si no permanece en nada aparece) así como la forma de practicar la Vía.
Para él este
practicar la Vía dentro de todas las cosas ordinarias es la práctica del dharma
en sí mismo, en la misma propia intimidad.
Y quizás en
este tocar la intimidad que significa la palabra sesshin, encontramos la respuesta a la pregunta planteada a lo
largo de la sesshin: “¿Esta es la auténtica práctica del zen?”
“Has practicado en la soledad de la montaña
y ahora te encuentras en la plaza del mercado.
Es allí donde debes observar tu sosiego,
donde debes encontrar tu calma.
Los vagabundos de la Vía,
no permanecen siempre más allá de las nubes,
ni donde se encabalgan las montañas azules a lo lejos.
Si la intimidad de tu corazón es limpia
cada lugar será tu hogar
y en él encontrarás la profunda calma de la montaña”
Simplemente
sentarse en total entrega y despojamiento engloba todo.
Un día, el maestro Gikai pregunta a Keizan Jokin:
“¿Cómo has logrado la ‘mente ordinaria’?”
Keizan le contesta: “El Camino no es ni saber ni no-saber”.
El maestro le reconoció diciendo:
“Las enseñanzas de Dogen florecerán en ti”
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