Las paramitas- Patrick Pargnien
Las seis prácticas del Bodhisattva
El Bodhisattva es el o la que reconoce que fundamentalmente es un ser de
despertar y dedica su vida a la realización del despertar en el seno de la
existencia. De este reconocimiento nace un profundo deseo de compartirlo con
todos los seres.
Formula cuatro votos que son la base de su vida:
Por numerosos que sean los seres
hago el voto de acompañarlos
en la vía del despertar.
Por numerosos que sean los apegos
hago el voto de liberarme de ellos.
Por numerosas que sean las enseñanzas
hago el voto de hacerlas realidad.
Por vasta que sea la vía del Buda
hago el voto de cumplirla.
Pero para que esos votos no se queden solamente en « buenas
intenciones » se acompañan de lo que tradicionalmente se llaman las seis
paramitas.
Existen diferentes traducciones de las paramitas, tales como: perfecciones,
ir más allá o lo que permite alcanzar la otra orilla; pero la más sencilla y
puede ser que la más ajustada es sencillamente las seis prácticas. Práctica en
el sentido de cultivarlas en el terruño que es lo cotidiano de la propia existencia,
vividas así son verdaderas “”barqueras” hacia una vida cada vez más despierta.
Las seis prácticas son los ejes que cultiva el Bodhisattva en su existencia
cotidiana. No están reservadas únicamente al Bodhisattva sino que pueden ser un
eje de vida para todas las personas comprometidas en un camino espiritual.
Las seis prácticas son: el don o la generosidad, la conducta ética, la
concentración, la energía, la paciencia, la sabiduría intuitiva (prajna paramita).
A menudo, tradicionalmente se presentan de la más “fácil” a hacer realidad a la más sutil, lo
que pudiera inducir a un orden jerárquico, pero de hecho todas las paramitas
son esenciales. Están en completa interdependencia, no podemos practicar una y
dejar otras de lado, en espera. Cuando practicamos una, practicamos las otras,
son inseparables. Así practicando las paramitas, observando como cada una
existe de forma total y en total interdependencia con las otras abandonamos ese estado de la mente que siempre
busca separar, dividir, crear categorías.
El Maestro Deshimaru decía: « Las seis paramitas son el fundamento de
las 10.000 prácticas de la vida cotidiana. No debemos vivir según conocimientos
intelectuales, sino con todo nuestro ser, con nuestro cuerpo y con nuestra
mente”.
Este es un punto esencial, pues el conocimiento, la comprensión de sí, de
la Vía, que solamente se adquiere por el sistema mental, por el saber, se queda
en la periferia del ser y no alcanza la profundidad, no permite aprehender la
totalidad. Ya que el sistema mental no conoce las etiquetas sobre el sí, sobre
los otros, sobre la vía, de la vía. La verdadera comprensión es una comprensión
intuitiva que no nos llega de lo que nosotros asimos con el sistema mental, de
lo que comprendemos con la consciencia egocentrada, sino que se realiza en lo
que abandonamos. Se realiza cuando nos despojamos de las definiciones, de las
creencias, de las ideas preconcebidas a las que estamos atados, en las que
estamos fijos.
Surge a través del cuerpo en la repetición consciente de la práctica
meditativa sedente y de la práctica de la presencia en los diferentes momentos
que tejen la tela de nuestra existencia. Es esta repetición en consciencia
(gyoji) con una mente fresca, con una mente nueva, la que permite que se revele
la sabiduría del corazón.
Ejercitarse practicando las paramitas permite entrar en profundidad en
todas las acciones de nuestra vida, vivir cada acción en la consciencia, no
solamente en un dojo, sino en todos los instantes de nuestra vida. Lo que
permite vivir la vida cotidiana como una expresión del caminar espiritual.
Un Sutra dice que el Bodhisattva, tomando el camino de las paramitas marcha
con los despiertos.
Las paramitas son el vehículo que nos pone en marcha en el camino del Despertar.
Es la práctica “meditativa activa”.
En la próxima carta de información abordaré el don o la generosidad. Os
deseo una buena práctica en el dojo y en vuestra vida.
Patrick
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