El instante de medio (Patrick Pargnien)
El instante del
medio
Kusen de
Patrick Pargnien en la sesión de Causens, domingo 30 de mayo de 2010.
En este
instante, ¿qué es lo que realmente permanece?
En este
instante, ¿qué otra cosa hay que vivir que no sea ser? , ¿que no sea estar
plenamente aquí, sin límite de lo que ES?
Reajustándoos
instante a instante en el cuerpo, la espalda, la columna vertebral, buscando
este equilibrio entre tensión y distensión, espirad suavemente, calmadamente,
tranquilamente, yendo hasta el fin de cada espiración, y acompañando el fin de
la espiración por una ligera presión abdominal hacia lo bajo.
Reajustando
todo en vosotros, espirando así tranquilamente acordaros, afinaros con lo que
el Maestro Keizan llamaba “el instante del medio” Este instante no está ni en
el pasado, ni en el futuro.
Este tiempo que
no está ni en el pasado ni en el futuro que por comodidad, para designarlo
utilizamos la construcción mental de “presente” o “el instante presente”.
Hablando de este instante presente, sólo es posible estar atento a él a través
de esta construcción mental; no tratamos de representarnos lo irrepresentable,
de representarnos lo que no puede más que vivirse con todas las fibras del ser.
Espirad
suavemente, tranquilamente y espirando así, vaciaros. No solamente del aire que
ha sido inspirado, sino de todas las ideas, los pensamientos, los recuerdos,
las imágenes.
En cierta
forma, espirando así en plena consciencia, en plena presencia, morimos a esta
consciencia de sí para renacer a la novedad de cada instante para vivir cada instante
con un espíritu nuevo. Espirad, pues, suavemente, tranquilamente y estad en la
observación de todos los movimientos, las sensaciones, las percepciones, las
construcciones mentales, los fenómenos del mundo exterior, sin intervenir, sin
fijaros en ello.
Solamente estar
plenamente ahí.
El Maestro
Keizan escribió este poema:
Las nubes blancas descienden y se desvanecen.
Poderosa y alta, sólo la cumbre de la verde montaña
domina,
eclipsando los cien montes.
Nadie puede alcanzar la cima,
nadie puede conocerla.
Nosotros
podemos ser esa montaña verde, esa cumbre. Nosotros podemos conocerla cuando no
hay nadie que esté ahí. Cuando ya no hay esta identidad “yo” para asir o para
rechazar, cuando estamos vacuos en una total disponibilidad a lo que es. Es en
esta total disponibilidad en que puede manifestarse, desplegarse la
inteligencia del corazón, la clara inteligencia.
En ese
instante, ¿qué permanece realmente?
En ese
instante, ¿qué hay que vivir que no sea ser?
¿Que ser aquí
en la intimidad de lo que ES?
Establecidos
así en el cuerpo, establecidos ahora en la respiración, sin apropiarnos de
nada, sin combatir, sin rechazar nada. Solamente ahí en la observación de lo
que se manifiesta, sin intervenir, como
una copa vacía, abierta, vacante, el corazón del espíritu disponible; nosotros
somos la cumbre de la montaña verde. Nosotros somos su base. Nosotros somos sus
laderas. Nosotros somos su interior, su centro, su periferia. No hay necesidad
de alcanzar su cumbre, no hay necesidad de conocerla. Nosotros somos inteligencia
del corazón.
No hay
absolutamente nada que vivir más que ser.
Comentarios
Publicar un comentario