Baika, Dogen Shobogenzo



DESPERTAR A LA RESONANCIA
BAIKA: FLORES DEL CIRUELO (DOGEN SHOBOGENZO)
Cuando leemos la referencia a los ciruelos en los poemas de Nyojo, se refiere al ciruelo “japonés” que florece muy temprano. Podríamos establecer una similitud con los ciruelos silvestres de nuestra tierra, que también son los primeros que florecen y veces, como este año, nieva sobre ellos una vez florecidos.
Bajo la nieve temprana,
las flores de ciruelo silvestre
que contemplamos juntos,
se camuflan esta mañana.
Esta flor discreta, fue la preferida de Nyojo por su anuncio precoz de la primavera y los cambios de tiempo que luego tiene que soportar, según él simboliza la pupila del ojo del Despertar, lo más preciado.
El texto de Dogen (Baika) está compuesto por ocho poemas del maestro Nyojo, todos con el tema de las flores del ciruelo.
El primer poema de Nyojo que hemos publicado en este blog, expresa el dinamismo de un viejo ciruelo que florece de repente y aún es invierno, aún no ha comenzado la primavera y la flor del ciruelo, con cinco pétalos eclosiona; se abren una, dos, tres, varias sobre el fondo blanco de la nieve. Entonces se produce una inversión entre las flores y la primavera. El viejo ciruelo florecido en invierno –la misma imagen de Nyojo en persona- es el que hace llegar la primavera y no a la inversa.
El ciruelo no está sometido al paso del tiempo exterior, al contrario es la misma fuente del fluir del mundo de los fenómenos. Dogen escribe:
Cuando el viejo ciruelo florece de repente, una flor eclosiona y el mundo amanece. En el momento favorable en que una flor se abre y el mundo amanece, llega la primavera.
Las flores manifiestan una extrema sensibilidad haciéndose eco de las diez mil existencias del universo que las rodean. Desplegando sus pétalos abren su corazón para darse totalmente al mundo y para recibir todo del mundo: el agua, el viento, la luz, la lluvia, la visita de una mariposa…etc.
La eclosión de una flor es el despertar a la resonancia y esta resonancia es tanto más fina y por lo tanto más sutil cuando en el profundo silencio del frío invernal, las pequeñas flores del ciruelo hacen eco a la nieve, nieve que recubre la amplía tierra reflejando toda la luz que recibe. Estas flores de ciruelo en el seno de la nieve, son una aparición de la flor de Udumbara (que según la leyenda florece una vez cada tres mil años y simboliza la aparición de los despiertos).
El eco que se propaga en silencio entre la nieve, las flores del ciruelo y toda la amplia tierra es inaudible con nuestros oídos de carne, es con el Ojo del Despierto como tenemos que oír esta resonancia del universo. Es una percepción sensorial tan delicada, tan sutil y refinada, más allá de la frontera entre lo sensible y lo no-sensible, lo animado y lo inanimado, lo pasivo y lo activo, que es los sentimientos y las emociones de las flores (kajo).
El universo entero es la tierra del corazón, el universo entero es los sentimientos y las emociones de las flores. Al ser el universo y las emociones de las flores, el universo entero es flores de ciruelo. Cuando es flores de ciruelo, el universo entero es la pupila del Ojo de Gautama.
Haciéndose eco sensible a las diez mil existencias del universo, las flores, imparciales por naturaleza, no distinguen entre yo y el otro, entre el sujeto y el objeto. Liberadas de toda forma de dualismo, los sentimientos y emociones de las flores son puros y trascienden la oposición entre santo y profano, entre el espíritu y la materia,
En el rostro y los ojos originales no hay nacimiento ni muerte. La primavera permanece en las flores del ciruelo y penetra en un cuadro. Para pintar la primavera no hace falta pintar los sauces, los ciruelos rojos, los melocotoneros y los ciruelos verdes. Pintad justo la primavera.
Inasible en sí, indefinible en sí, esta totalidad dinámica sin categoría ,esta “primavera” es la resonancia de todo el universo que se hace eco a sí misma, ala vez visible e invisible: invisible a los ojos comunes de los mortales, visible al Ojo del Despierto. En esta primavera pintada, en esta Visión de la visión, la materia trasciende la materia en el seno mismo de la materia.



Comentarios

  1. Si bellísimos son los versos de Tendo Nyojo, lo son igualmente las reflexiones del mismo.
    Mil gracias, Antonio.

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  2. "me abandono a las flores del ciruelo, que se abren tal y como son"

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  3. "me abandono a las flores del ciruelo, que se abren tal y como son"

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