zen navarra

Hacer zazen tranquilamente en el dojo, apagar cualquier pensamiento negativo, conseguir sólo una mente sin deseo. Esta alegría está más allá del cielo. El mundo corre tras el provecho social, los honores, la ropa bonita y la comodidad; pero esos placeres no son la verdadera paz. ¡Corres y permaneces insatisfecho   hasta la muerte! Vestir el kesa y la ropa negra, y practicar zazen; concentrarse con un solo espíritu, a veces inmóvil,   a veces en movimiento; ver con nuestros ojos de profunda sabiduría interna; poder observar y reconocer íntimamente el verdadero aspecto de toda acción y de toda existencia; poder observar el equilibrio; comprender y reconocer con un espíritu perfectamente tranquilo. Si eres así, tu dimensión espiritual, la más alta en este mundo, no se podrá comparar con ninguna otra. Poema del maestro Kodo Sawaki ofrecido a Taisen Deshimaru.

Durante la práctica del zazen, volvemos al cuerpo regularmente y esta vuelta al cuerpo, evita que nos dejemos   llevar por nuestros pensamientos. El cuerpo nos devuelve al aquí, la respiración al ahora. El leitmotiv de nuestra práctica, es volver al aquí y ahora. Pero eso debe ser realizado concretamente, es decir, instante tras instante, sin dejarnos distraer por nuestras fabricaciones mentales. Estamos sentados ante la pared, lo que nos evita ser distraídos por los objetos del mundo exterior. Concentrarse en la respiración y en el cuerpo no quiere decir quedarse ensimismado. Al contrario, la concentración en el cuerpo permite desapegarse del mental ordinario que fabrica sin cesar nociones opuestas, tales como la práctica y el despertar que espero obtener más tarde, yo y los otros, yo y Buda. Abandonar ese apego a la fabricación mental que es nuestro ego, es lo que permite la apertura del corazón y de la mente. Lo que permite, al no estar ya llenos de nuestras pr...