Cuerpo y mente despojados, Artur Shogyo Duch
CUERPO
Y MENTE DESPOJADOS
TEIHSÔ Artieda, Sesshin de verano, 2025
Para
ir comprendiendo el significado de “abandonar
cuerpo y
mente” creo que puede ser
importante empezar explicando el
significado de la palabra sánscrita, Dharma.
La palabra Dharma
tiene varios significados, como religión,
enseñanza,
ley natural y orden universal.
Por eso a las enseñanzas de Buda les llamamos el Dharma
del
Buda, pero como también
significa orden universal y ley natural,
se considera que esta es la misión que tenemos los
humanos:
seguirla y cumplirla en nuestras vidas.
Quien comprenda el gran significado de esta palabra,
aprenderá
a fluir y no se aferrará al caos, ni perseguirá el control.
Sencillamente caminará, y en este caminar, sus pasos se
ordenarán.
Cuando
eso se siente en lo más profundo de nuestro ser, nos
damos cuenta de que no vivimos por nosotros mismos, sino
que
somos vividos por la ley natural y este orden universal,
es decir, el dharma cósmico.
Los humanos caminamos sin saber a dónde vamos, guiados por
esta voluntad superior, pues, ¿cómo podemos controlar
aquello
que no nos pertenece? Somos nosotros los que pertenecemos
al
Dharma.
Una de las causas de nuestro sufrimiento es el apegarnos a
las
cosas, a las personas, también
a nuestras ideas, convicciones y verdades personales.
Cuando perdemos a una persona querida, cuando perdemos un
buen trabajo, cuando tenemos que cambiar nuestra forma de
vivir, todo esto puede ser causa de dolor por el apego
que
tenemos a todo aquello que queremos, tenemos y nos cuesta
cambiar.
Deshimaru decía: si tienes las manos llenas de cosas, ya
no te cabe
nada más; pero si las tienes vacías, te cabe el universo
entero.
En otro momento, Shunryu Suzuki nos deja dicho: “Nada
de lo
que vemos o sentimos es perfecto, según el tipo de
perfección
que hemos creado los humanos. Pero justo aquí, en la
imperfección, es donde se encuentra la auténtica perfección.”
Despojémonos, pues, de cuerpo y
mente y formaremos parte, de
pleno derecho, del universo entero.
En una sesshin en Egino, durante un kusen, Roland dijo:
—En cada instante el Dharma
pone cada cosa donde debe estar. Esta
frase abre una puerta a un espacio infinito. También hay un
haiku precioso que dice: “
Fíjate, cada
copo de nieve
cae justo en su sitio.
Este haiku, tan sencillo y profundo al mismo tiempo, da de lleno en el corazón de quien ya vislumbra.
Unos
años más tarde, un día, al llegar a casa, tenía un correo de
Antonio que, entre otras cosas, me decía: “No
vivimos por
nosotros mismos, somos vividos por la energía cósmica”.
Cuando nos damos cuenta de que nosotros y todo el universo
se
mueve constantemente gracias a esta energía poderosa,
¿cómo
podemos pensar que controlamos algo?
La armonía eterna está en los corazones de quienes han
comprendido el gran significado de estas palabras. Tenemos
que
darnos cuenta de que el ser humano nace con una esencia
que
ya está en consonancia con todo el universo. Pero, a
medida que nos hacemos mayores, nos alejamos de ella, por imposiciones
sociales, por el ego, por los deseos sin control.
También
Kodo Sawaki nos dice: “Una
vez sentados en zazen,
tenemos que abandonar la práctica para que zazen
desaparezca
en la práctica. Cuando zazen se disuelve totalmente, la
práctica
es totalmente natural. Nosotros no practicamos zazen,
nosotros
somos practicados por zazen. Este es el punto importante:
hacer
sin hacer. No sabemos cómo, pero zazen simplemente lo
hace, y
no se puede evitar.”
El
camino hacia el equilibrio es volver hacia esta esencia, con
sencillez, pero también
con conciencia. Así, quien se conoce a sí
mismo conoce el universo entero, nos dejó dicho Dôgen, pues, de
este conocimiento interior nace el abandono de cuerpo y
mente, la verdadera paz, la verdadera luz.
“Libre
de ataduras como la bruma,
arrastrado por el aire me dejo llevar,
hasta donde quiera dejarme el viento.”
Daigu Ryôkan
Artur SHÔGYÔ Duch
Dojo Arrel de la practica (Sitges)
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