¡POR FIN EN CASA! ENCUENTRO CON EUKENI CALLEJO DOJO GENJO PAMPLONA/IRUÑA

 

 Van Gogh: Un par de botas

 

ENCUENTRO CON EUKENI: DOJOZEN GENJO PAMPLONA /IRUÑA

En febrero del año 1984 comenzaba la práctica de zazen en Navarra, primero en un piso de la calle Huércanos de la Txantrea, luego en el Seminario Diocesano y posteriormente en el Centro Surya, para en septiembre de 1987 ocupar el lugar actual, Plaza Monasterios de Navarra número siete.

Práctica de zazen que continúa ininterrumpida desde entonces. Todos los tiempos han pasado por él y continúa la nave surcándolos.  La práctica de zazen es la raíz que lo alienta. De la práctica continuada en al aquí de la postura y en el ahora de la respiración, podemos actualizarlo remedando a Ram Dass diciendo que ese aquí y ahora es aquí, todavía.

Cuarenta años de práctica y a pesar de soles y de lunas, de alegrías y tristezas, la primavera como todos los años florece.

Las flores se abren,

luego caen.

Ser y no ser enhebrándose

en la misma primavera.

Ikkyu

Propicio momento para el Encuentro y celebración con Eukeni, expresándole nuestro agradecimiento.

Íbamos andando por la orilla del Arga hacia el dojo, nuestros pasos unidos en el silencio por el camino de los Árboles Danzantes, nos acompañaban los petirrojos inquietos en la enramada y sin querer me venían las memorias antiguas. Cuando durante la pandemia daba unos cursos en el Ayuntamiento de Barañain sobre la práctica de la meditación me preguntaron que qué me impulsaba a continuar, cómo hacía frente a mis dudas, qué sentía de aquellos momentos que me impulsó a continuar y me vinieron dos palabras: gratitud y confianza.

Y sin intención en este ir hacia el dojo, me venían diferentes momentos de agradecimiento a quienes hicieron posible esta práctica, el recuerdo del fuse (don) de Iñaki de “su rakusu”. Él iba a recibir la ordenación, yo también, pero mi padre había tenido un grave accidente y estaba cuidándolo en el hospital y no pude acabar de coserlo. Me comentó si pensaba ordenarme. Sí, le contesté, pero lo dejaré para otra ocasión, no he tenido tiempo de acabar la costura y en ese momento me hizo el fuse del rakusu. Tras pasar la noche con mi padre en el hospital, a las siete de la mañana estaba sentado en Artajona cara a la pared y Roland me ordenó bodhisattva.

Anterior a esta escena, ya había decidido no seguir con la costura, me encontraba incapaz de hacer una serie de puntos seguidos con un mínimo ritmo y armonía, y tanto Rubén, como Joxepa me animaron a continuar , a ir más allá, más allá , que la costura era una profunda práctica de intimidad y así fue, como nos explicaría Txus en los talleres de costura, “la gracia del punto del instante” en que en silenciamiento interior, vamos conociéndonos, en el que vamos  hacia el origen, ascendiendo a lo profundo de nosotros mismos en esta sencilla práctica.

Más adelante, Roland pondría al dojo el nombre de Genjo: Despertar a la última realidad en la vida cotidiana.  Todo un koan que experimentar, estabilizar y actualizar.

Hoy en el dojo entre la persona más joven y la mayor, hay medio siglo. Cincuenta años de diferencia, misma práctica.

 


 Cuando entramos en el dojo, ¿dónde comienza la práctica? Al llegar dejamos fuera lo social . Nos descalzamos. “No se trata simplemente de descalzarse, sino de reaprender la delicadeza de los gestos más simples. Dejad suavemente vuestros zapatos, el izquierdo a la izquierda del derecho, el derecho a la derecha del izquierdo. Quitaros también los calcetines. Y con vuestro calzado dejad igualmente vuestras ideas sobre el zen, vuestras lecturas, opiniones, expectativas, hasta las más hermosas. Dejadlas en el vestuario. Deslizadlas una a una dentro de vuestros zapatos…Es la buena manera de comenzar, el espíritu fresco” Éric Rommeluère, Los budas nacen en el fuego. Algo que a veces no es tan evidente. Pero no nos preocupemos, posiblemente a la salida nos esperarán.

En este encuentro actualizamos, vivificamos una práctica que comenzó hace más de 2500 años.

 “Por fin en casa”, nos comenta Eukeni que fue lo que sintió cuando tras un tiempo sin poder practicar volvió al dojo. Como si alguien más allá de él mismo lo hubiera pronunciado. Y desgrana en sus Kusenes a Buda, Etienne, Deshimaru, Kodo Sawaki, Dogen y sobre todo Wanshi y su Canto de la Iluminación Silenciosa.

“Cuando en el silencio toda palabra se olvida,

Eso irrumpe en nosotros con nitidez.

 

Cuando lo haces realidad,

el tiempo deja de tener límites

y es el momento en que nuestra auténtica naturaleza,

viene a la vida.

Este espíritu extraño, maravilloso,

brilla, puro como el rocío a la luz de la luna,

puro como un río de estrellas,

como los pinos cubiertos de nieve,

como las nubes que envuelven las cimas.

 

Halo misterioso que irradia en la oscuridad.

Parecido al sueño de la garza

que vuela en el espacio ilimitado

entre la niebla invernal.

Parecido al estanque inmóvil

en un otoño luminoso

 

En esta luz todo afán se olvida.

El tiempo sin límites

se desvanece en el vacío

y nada es discernible.

 

¿Cuál es el lugar de este resplandor

en que luz y claridad

disipan toda confusión?”

 

“Suerte de haber nacido humanos y poder actualizar la Vía”, “Cuando saludo no saludo al buda del altar, saludo al buda viviente en cada uno” “Cómo hacer para  vivir, para desplegar este embrión de buda en nosotros”. “Suavemente” .Y el silencio de su palabra llega, nos traspasa, se va. Llega , nos traspasa se va. Lleganostraspasaseva…

 


 Y tras haber pasado el zen por India, China, Japón, y haberse impregnado de cada una de esas culturas, ¿cuál es el reto? ¿Qué puede aportar occidente al mismo?

Recordaba un kusen de Roland Yuno Rech en Moissac: “Cuando encontramos esta práctica fresca, podemos sentir gratitud por los que nos han precedido transmitiéndonosla y por los que permiten con sus esfuerzos constantes que esta práctica continúe. Cada uno tiene su lugar (que por otra parte no es fijo) y cada uno actualiza la interdependencia de la práctica juntos. Pero solamente el esfuerzo no es suficiente. Tenemos que estar atentos a los otros, respetar la práctica de cada uno. No herirlos, cuidarlos como nuestros propios hermanos, hermanas, niños. A veces algunos piensan que sin amor, la vida no merece la pena ser vivida. Pero, sin amor, la Vía tampoco merece la pena ser practicada. El bodhisattva que practica la sabiduría, debe despertar primero al espíritu de la gran compasión“.

En el mondo varias preguntas giraron en torno a la integración entre la práctica en el dojo, y la práctica en la vida cotidiana, ¿cómo hacer?. Y Eukeni comenta a Dogen con Sanshin, los tres aspectos del espíritu para cocinar nuestra propia vida.

Daishin: el espíritu vasto como el océano, abierto, magnánimo. Una mente amplia, sin categorías ni discriminaciones. En que todas las aguas desembocan y todas tienen cabida.

Roshin:  “ el espíritu de la abuela”, de las madres, del amor parental, de la compasión, un amor sin condición.

KIshin: El espíritu alegre, feliz, de gozo. Que surge de un profundo agradecimiento en el fondo de nuestro corazón.

Y continuamos con el último zazen del encuentro.


 

Al irnos seguía lloviendo, y los petirrojos seguían cantando y la lluvia no silenciaba su canto.

Cuando no los conocía

los pájaros que cantaban

en los pinos de la plaza del dojo

eran petirrojos.

Ahora que los conozco,

los pájaros que cantan

en los pinos de la plaza del dojo

son petirrojos.

Taishin

 

En gassho

Antonio

 

 

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿QUE ES LA ÉTICA?: UN HORIZONTE INELUDIBLE

Cultivando el Silencio, retiro del 24 al 26 de noviembre en Ain Karim , Haro

TRAS CULTIVAR EL SILENCIO EN AIN KARIM-HARO 2023