Querido Ryokan, el deseo, por Guy Mokohu Mercier
Cuando uno está sin deseo vive bastante feliz.
Cuando uno desea ni las diez mil cosas pueden satisfacerlo.
Unas simples verduras me calman el hambre,
un vestido negro me basta para vestirme.
Solo, contemplo la naturaleza y canto.
El arroyo al pie de la roca limpia mis oídos.
En la cima de la montaña, los pinos son magníficos.
Querido Ryokan, gracias por enseñarnos la sencillez, la sobriedad y la alegría con palabras tan claras ¡Sabemos que correr tras diez mil cosas nunca saciará nuestra sed y, sin embargo, seguimos deseándolas! ¡En verdad ignoramos nuestra propia vida! ¡Hay muchas cosas que, sin que nos demos cuenta, nos enseñan que la vida es un milagro!
Querido Ryokan, gracias por abrir, a través de tus palabras, los ojos de nuestro corazón, para poder mirar en nosotros mismos luces y tinieblas, y dejar que las diez mil cosas se agoten borradas por el tiempo. Queremos este mundo que continúa floreciendo en su propia destrucción. Hay urgencia para el trabajo de los bodhisattvas. Que a cada uno puedan tus palabras dar ánimos y el aroma de la compasión. Redescubramos juntos el sabor de la sencillez.
Aprendamos incansablemente a mantener un pie en el ahora, un pie en lo eterno, en el silencio de zazen.
Guy Mokohu Mercier ( 10 Janvier2023)
Dojozen Genjo Pamplona/Iruña
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