Encuentro de zazen y taller Dharma, Dinámicas de la atención

 


 ENCUENTRO DE ZAZEN Y TALLER DHARMA:

DINAMICAS DE LA ATENCION

El sábado tuvimos el privilegio de contar con la presencia de Antonio Taishin Arana en Sitges, en el espacio Ashtanga Yoga.

Nos reunimos un grupo de diversas procedencias: Francia, Igualada, Manresa, Vilanova, etc. , ¡una alegría para el encuentro!

Tras el zazen de la mañana, con un finísimo y pormenorizado despliegue de los tres pilares del zen: postura-estabilidad-verticalidad-distensión, respiración y actitud de la mente, así como una revisión de lo más clarificadora de Kinhin, nos giramos y se inicia propiamente el taller.

Con la atención dispuesta y agudizada para no “perder prenda”, sigo el sinuoso entramado de su deriva – deriva y no discurso, ya que el zen no tiene discurso, como nos aclara más tarde Antonio. Difícil, sin embargo, reconstruirlo, ni tan solo resumirlo, pues, ¿cómo resumir lo que es más una imagen y una cadencia, un ritmo, que un hilo narrativo?

Toda una cartografía se va dibujando en la que la atención se despliega en diferentes estratos, desde las enseñanzas más antiguas de los maestros zen, hasta los recientes descubrimientos corroboradores de la neurociencia.

Entre los surcos del entramado cerebral aparece esa ínsula insertada en lo profundo del cerebro, a la que conviene sonreír con cariño cada vez que se nos lleva la atención hacia atrás o hacia adelante, pero lejos de aquí. Sonreír incluso si lo que se dibuja es una mueca, pero vale el intento para no dar pie al desespero cansino de tanto vaivén, cuyo único efecto, aparte del malestar, es retenernos ahí una y otra vez.

Y surgen, como no, las sombras y abismos que proyecta el ego, eso que pareciéndonos tan humano, constituye sin embargo, la parte condicionada de la conciencia frente a la conciencia verdadera, el silenciamiento de la propia esencia de lo humano que toda persona alberga.

El ego, cuya sede la ciencia no encuentra en la anatomía cerebral, pero sí ha registrado, en cambio, el centro de la honestidad, esa impecabilidad de corazón que da las pautas del buen hacer, del correcto sentir, guiando a una ecuanimidad de alma, al discernimiento y la compasión, que nos orientan hacia la quietud primordial de lo inmutable.

Y así, dibujando, casi danzando, Antonio nos conduce del zen a Leonard Cohen, de Teresa de Jesús a García Lorca y vuelta al zen, a la vida cotidiana, a los dragones que despiertan de súbito excitando la amígdala y nos toman sin avisar, al poder de la atención, al poder de la respiración, a la importancia del darse cuenta, del ver. Ver es el propósito de la vida decía Hui Neng.

En el zen se insiste en el dejar pasar, pero no se insiste lo suficiente -nos dice- en la importancia del ver, del darse cuenta, algo que no se hace, que más bien nos sobreviene, un caer en cuenta. Darse cuenta siempre es súbito, ver con los ojos de la intuición, percibir con el sentido interno, tener una certeza sin nombre…y soltar, desprenderse, desasirse.

La atención, el hilo conductor del taller va trazando los meandros de tal despliegue. A modo de una espada que es necesario afilar, pero sabiendo qué se propone cortar, sino, ¿de que serviría afilar una espada que tan solo va a guardarse en su funda?

Hakuin Enkaku en “Historias contadas una noche en una barca” _ libro que  Antonio nos recomienda_ habla del poder de sanación de la respiración, sanación practicada también por los antiguos cristianos. Se van hilando y conectando espacios, tiempos, ¡en el zen esta todo!

Entre otras muchas recomendaciones de lectura, surgen dos imprescindibles:

Sattipathana Sutra, los fundamentos de la atención.

Anapanasati Sutra, sobre la atención a la respiración.

 Ambas disponibles en internet.

El recorrido sigue sin tregua, salpicado de silencios y preguntas. Ninguna opción a que la atención pueda perderse, no hay lugar a bajar la guardia. Cuando parece detenerse, salta a otro lugar, cambia de ritmo, regresa...., la atención se escenifica.

En fin, una mañana llena de gestos, música, palabras y silencios. Llena de preguntas que no requieren respuesta, solo preguntan abriendo espacios, asombros, generando más preguntas, creando silencios.

Parafraseando a Moshe Feldenkrais:

No temo lo desconocido, sino aquello que conozco y me hace creer que sé, atrapándome en mis certezas.

De los místicos a los poetas, de los antiguos cristianos a los maestros zen, del músico al neurólogo, un viaje fascinante en apenas unas horas.

Gracias Antonio por tu entrega, generosidad y cercanía.

Gracias a todos, los que habéis asistido y los que os hubiera gustado asistir pero las circunstancias lo han impedido.

Gracias a Tammy i Daniela que nos abren las puertas de su Shala, Ashtanga Yoga.

Entre todos construimos espacios y generamos esperanza, aliento en un mundo denso donde las creencias no dejan paso a la luz.

Finalmente, no puedo dejar de citar a Hakuin:

“Mejor sería si afianzara en mi los cuatro votos del Bodhisatva, haciendo mía la dignidad que emana de ellos, trabajando por perfeccionar y afianzar en mí mismo un cuerpo transparente a la gran Verdad, claro como un diamante”[1]

 

                                                                                              Consol Bofill 2 de julio, 2022



[1] Hakuin Enkaku, Yasenkanna: Historias contadas de noche en una barca.

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