En la Vía con el Maestro Deshimaru, Roland Yuno Rech

 

En la Vía con el Maestro Deshimaru

Alocución con motivo de los 40 años de la muerte del Maestro Deshimaru

Roland Yuno Rech – La Gendronnière, abril de 2022

En 1971 dejé Europa a la búsqueda de una Vía que me permitiera realizar el sentido de mi existencia, pues la política y la religión católica me habían decepcionado. El cristianismo de mi infancia descansaba en creencias sin ofrecerme una vía de acceso a los valores que proponía. El paraíso tras la muerte nunca me ha atraído. La política, contaminada por el apego al ego y al poder de sus dirigentes, termina siempre por traicionar sus promesas. Me contento con elegir el mal menor.

Cuando descubrí la práctica de zazen en Antaiji, mi pregunta sobre el sentido de la vida desapareció reemplazada por una confianza gozosa en la Vía que se abría ante mí. No quería seguir practicando en un templo en Japón. Pero cuando supe que había un gran maestro zen en París, y que era muy fuerte y divertido, decidí de inmediato ir a verlo.

Tras un interminable viaje en el transiberiano, terminé por encontrar al Maestro Deshimaru que animaba la semana de práctica del zen en Zinal. Mi primer contacto con él fue su rodilla en mi espalda y sus manos tirando de mis hombros hacia atrás para enderezar mi postura.

Mi primer zazen en Antaiji me había sumergido en un gran torbellino del que salí desde el fondo, que fue la experiencia de un aquí y ahora en el que nada faltaba ni estaba de sobra, que no fuera el riesgo de apegarme a él.

Mi primer zazen con Sensei fue más que decía de su propia experiencia realista: una vuelta a las condiciones normales de cuerpo y mente, como nos lo enseñaba sin cesar: nada especial. Pero ese “nada” aceptado es fuente de una profunda paz del espíritu que me ha permitido atravesar estos 50 años de práctica con la sangha con una cierta serenidad. Sin embargo, pensando en Ryokan que decía de su propia experiencia:”Ayer un monje idiota, hoy ningún cambio”, me esfuerzo, sobre todo, en continuar iluminando mis ilusiones, continuando zazen con confianza.

Pensando en los diez méritos de zazen de los que Sensei nos hablaba a menudo, a veces me pregunto qué es lo que he comprendido y lo guardo como preguntas estimulantes:

. ¿Qué ilusiones se han disipado?

. ¿Se ha debilitado el espíritu de apego?

. ¿Las influencias han perdido su poder?

. ¿Se ha desvanecido el miedo?

.  ¿Ha florecido el espíritu de compasión?

. ¿Ha aumentado la paciencia?

. ¿Se ha manifestado la sabiduría?       

 En cuanto a la fe, se ha profundizado bien, sin por ello excluir todas las dudas, como lo testimonian todas esas interrogaciones. Estas preguntas son la ocasión de examinar mi práctica y arrepentirme de sus insuficiencias. Pero es bastante estimulante, como lo es nuestro encuentro para mí.

El Maestro Deshimaru tenía la habilidad de trastocar lo que habría podido ser una especie de quietismo. Nos hacía compartir su inquietud ante la crisis de la civilización, y su confianza en el hecho de que la práctica de zazen es el remedio fundamental, pues tiene el poder de “sanar la mente”. Este fue, el título del coloquio organizado por la AZI tras el del “no miedo” que siguió a la muerte de Sensei.

Esa muerte, había sembrado la duda en algunos, a propósito de la continuación de su misión. Como yo había dejado mi trabajo en la industria para poder seguirle mejor, mi disponibilidad me permitía ayudar en la creación de numerosos nuevos dojos en Europa. Esta actividad me ayudó a hacer el duelo de su muerte, que fue uno de los acontecimientos más dolorosos de mi vida. La persecución del gyoji que él enseñó durante su último campo de verano me permite sentirlo siempre vivo en mí 40 años después. Y le estoy infinitamente agradecido.

No he sentido la necesidad de crear un monasterio, que ciertamente, es un lugar propicio para la enseñanza, pero siento que el monasterio está en todo lugar en que practico la Vía, como la actividad más importante de mi vida, sin tener necesidad de ritualizarla.

Hoy vivo en Niza donde practico y enseño cotidianamente la Vía del Zen, que también continúo transmitiendo durante las sesshin, organizadas especialmente  en la Gendronnière por la AZI y por la ABZE, en Francia y en los países fronterizos.

Durante estos últimos años, he transmitido el shiho que recibí de Niwa Zenji a muchos monjes y monjas, de los que creo que tienen la capacidad de hacer vivir el zazen que Sensei nos transmitió durante 15 años, rogándonos que lo continuáramos eternamente, según sus últimas palabras hace ya 40 años.

Gracias por vuestra atención y buena continuación de vuestra práctica.

Dojozen Genjo Pamplona/Iruña

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