Practicar el fuse, el don, haciendo circular la energía de la vida. Roland Yuno Rech


                                                                                Mushotoku

PRACTICAR EL FUSE HACIENDO CIRCULAR LA ENERGÍA DE LA VIDA

Roland Yuno Rech

En el  Zazen Yojinki,  el Maestro Keizan nos dice: “Permaneced  siempre en la Gran Compasión y dedicar el poder ilimitado de zazen a todos los seres vivos.” En efecto, sin compasión, la sabiduría de zazen, la concentración adquirida a través de la práctica de zazen, permanece completamente inútil. Es por la compasión por todos los seres y por nosotros mismos que entramos en la práctica de la vía, para  remediar la causa del sufrimiento  y realizar el despertar.

Si en zazen nos despertamos a la realidad de nuestra total interdependencia con todos los seres, este despertar nos estimula a la solidaridad, pero esta solidaridad necesita un medio para expresarse. Sobre estos medios, para ayudar a los seres vivos, particularmente a los seres humanos, el maestro Dogen describía cuatro principales utilizados por los bodhisattvas.

La primera de esas prácticas es el don, el fuse. Cuando hablamos de don, pensamos en cosas materiales: dar dinero, comida, pero el fuse está más allá de los bienes materiales. Dogen decía: “El fuse, el don, no es sólo dar, es también no halagar a los otros buscando sus favores.”       

Además de los bienes materiales está también el hecho de dar la enseñanza, y principalmente la enseñanza de zazen. Mostrar zazen se  convierte en un medio para ayudar a todos los seres, ya que zazen les ayudará a ayudarse a sí mismos. 

Incluso una sonrisa dirigida a alguien es una forma de don.   

A pesar de que nada nos pertenece en propiedad, en el fondo, no poseemos realmente nada, podemos dar. Precisamente porque no poseer nada, no estamos obligados a guardar lo que tenemos. Y podemos darlo porque nos sentimos libres. Todo lo que poseemos, incluido nuestro propio cuerpo es  en sí un don de la naturaleza, del Orden Cósmico. El cuerpo es un don de nuestros padres que nos han dado la vida.

Como digo, la práctica del fuse, dar, es hacer circular la energía de la vida, la energía que nos ha dado nacimiento. Es el mejor medio de armonizarnos con la última realidad. Sólo pensar que somos uno con todos los seres, pensar que, en el fondo, no hay separación entre nosotros, no es suficiente. Practicar realmente la Vía es actualizar esta comprensión concretamente, a través de nuestros gestos, a través de nuestro cuerpo. Y para ello el don es una de las mejores  prácticas.

El don permite hacer circular la energía. No es una pérdida, pues dar es también recibir. No sólo recibir las gracias, es también recibir el gozo de haber dado.

Cada uno puede haberlo sentido. Hacer un fuse, un don, es algo benéfico   al que lo recibe.   El fuse se cumple en la medida en que se hace sin objetivo, sin esperar recompensa, agradecimiento, no es un intercambio, un dar para recibir. Es dar sin esperar nada a cambio, es una verdadera liberación, fuente de una profunda libertad. No esperar nada. Como la energía que damos a la postura de zazen, a la práctica, a la Sangha cuando venimos a hacer zazen por la mañana. Cada presencia es un don en el que cada uno se beneficia. Nos beneficiamos  de la energía que los otros  aportan  al dojo para la práctica.

Cuando empezamos la jornada practicando zazen, empezamos por practicar el don, el don de la energía que traemos    al dojo y que sostiene la práctica de los otros. Después de zazen, podemos continuar la práctica del don bajo todo tipo de formas. Cada vez que soltamos presa de nuestros deseos por el bien de  los otros practicamos el don, dejar pasar sea lo que sea por ejemplo, es una especie forma de don. El bodhisattva Kannon, el bodhisattva de la compasión   se representa con múltiples brazos, porque cada brazo es una herramienta que le permite dar, ayudar a todos los seres.

Cada uno de nosotros debe reflexionar cómo dar en nuestra vida cotidiana. Cómo dar tiempo, atención, amor, una ayuda, una simple sonrisa… siempre gratis. Si practicamos esto, cada día es un buen día con múltiples ocasiones para actualizar la vía que seguimos. Esto da a nuestra vida y a nuestras acciones un sentido mucho más profundo y se convierte en fuente de gozo, tanto más cuanto no lo esperamos. No esperamos provecho, beneficio, recompensa, agradecimiento. No esperamos nada, lo hacemos desinteresadamente, es mushotoku, la expresión de la mayor libertad.

TL- DOJOZEN GENJO PAMPLONA/IRUÑA

 

 

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