Y 6 .- La práctica del zen: Una búsqueda del sentido, Roland Yuno Rech
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LA PRÁCTICA DEL ZEN: UNA BÚSQUEDA DEL SENTIDO (y 6)
Lo que funda los valores del zen es la realización de la vía sin
separación o naturaleza de Buda. Implica no hacer a los demás lo que no querríamos
que nos hicieran y actuar en armonía, no con respecto a la voluntad de Dios,
sino con esa naturaleza de Buda presente por todas partes en cada existencia.
Los rituales del zen no son más
que la expresión de nuestra gratitud con respecto a los Budas, Bodisatvas y
enseñanzas que nos han puesto en contacto con esta vía. La vida cotidiana, y en
particular el trabajo, lejos de ser una tortura son una celebración de la
naturaleza de Buda.
El Samu es práctica de
concentración y de despertar y un servicio a la comunidad.
El espíritu está alegre como el
del tenso, el cocinero zen, feliz de poder alimentar los tres tesoros, Buda,
Dharma y Sangha.
El sentido del sufrimiento es que
es el síntoma del no despertar a la última realidad, no se resuelve acumulando
progresivamente buenos méritos y eliminando las ilusiones que no tienen
sustancia. No buscamos el Nirvana más allá del Samsara, lo hacemos realidad en
el Samsara. Libres de los tres venenos y viviendo en armonía con lo que somos:
Budas.
El sentido de nuestra vida no es
expiar el pecado original ni el mal Karma pasado sino vivir en armonía nuestra
verdadera naturaleza original.
El zen es una vía directa que
hace realidad inmediatamente la realidad sin substancia. En la vacuidad ya no
se discrimina, no se crean conscientemente valores. Los valores aparecen como
expresión del despertar a la naturaleza de Buda, es decir, la existencia sin
separación.
No hay un sentido que conseguir,
pero el sentido se hace realidad cuando el espíritu se abre al Dharma. Es lo
que hace que el Dharma sea transmitido desde
Sakyamuni hasta nosotros con los preceptos y el Kesa, es lo que llamamos
Shoden nobupo.
Entonces podemos comprender que
todo predica el Dharma. Es el sentido de Muyo sepo, la enseñanza del Dharma por
los seres inanimados. El espíritu de Buda de manifiesta en el zazen, pero
también en la naturaleza, en todos los seres que nos presentan Inmo, la
realidad tal y como es más allá de las impurezas de la mente. Ser consciente de
ello nos permite comprender un sentido de unidad con la naturaleza y, de forma
natural, emplear todo de nuestra parte para preservar las condiciones más sanas
de vida sobre la tierra.
La respuesta a la pregunta de por
qué se encuentra en el cómo. Cómo vivir en armonía con lo real.
No hay una respuesta última al
por qué ni al para qué. Por interdependencia no tiene comienzo ni fin. Siempre
hay un antes y un después, pero no se pueden agarrar.
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