La flor invita a la mariposa, Ryokan, editorial Milenio

 


 “Yo deseo que mi poesía sea una sala que dé amparo a alguien”                   

                               Casa de Misericordia, Joan Margarit

            Con esta cita comenzaba el libro “Primavera, verano, otoño y primavera en la vida de Ryokan, monje y poeta zen, que editamos en la editorial Mileni0 en 2021.

La primera vez que conocí un poema de Ryokan fue en el verano de 1988: estaba grabado en una plancha de madera en el templo de la Asociación Zen Internacional fundada por el maestro Taisen Deshimaru, en la Gendronniére, en Blois (Valle del Loira). Era el siguiente:

La flor invita a la mariposa

sin intención.

 

La mariposa visita  la flor

sin intención.

 

La flor se abre, la mariposa llega,

la mariposa llega, la flor se abre.

 

No conozco a los otros.

Los otros no me conocen.

 

Sin conocernos, seguimos

        el mismo ritmo de la naturaleza.

 

Me sorprendió la profundidad de su aparente sencillez, ese seguir las claves de la vida, del dar, del recibir, del esperar, del llegar… Y la certeza de que en mí tocaba algo muy íntimo. De hecho, a Ryokan se le compara a menudo con San Francisco de Asís, ya que ambos se expresaron más allá de las propias palabras, más allá de los parámetros sociales, de los orígenes familiares o de los  diversos clichés socialmente establecidos. Compartieron también su pobreza, su pobreza noble, su recogimiento, su soledad y su solidaridad, que suscitaron tanto el respeto como la burla, el desdén como la admiración.

Dominique Blain, en “Ryokan, l´oublié du monde“ nos dirá que “su único ejemplo fue su vida llevada hasta el límite”, vida vívida, vivida en su totalidad, sin fisuras, sin costuras, en un tejido único de amor, de alegrías de dolores, de soledades, de compartires, de pasión (amor y dolor al mismo tiempo), sin negar nada, gozando de su ser tal cual es.

 

Después fueron apareciendo otros poemas en mi vida y calándome como suave llovizna, esa que para cuando te quieres dar cuenta ya te ha empapado. Esencialmente empapado con lo que yo aprecio de los poetas: la unidad entre cualquier aspecto de su vida y de su obra. Y en Ryokan descubrí una unidad sin distancia entre sus sentimientos, su práctica meditativa como monje zen y la poesía; entre su vida cotidiana en la soledad de su morada, las visitas al pueblo, los juegos con los niños y, de nuevo, la poesía. ”Mis poemas no son poemas”.

Esto me llevó junto a Mari José Larrea a traducir parte de su obra del francés y del inglés, traducciones que se publicaron en la Revista zen que se editaba en España (Ryokan escribió a lo largo de su vida 2880 poemas, entre ellos 99 haikus, habitualmente en estilo waka; de ellos varios escritos en chino, “Poemas de la ermita de techo de paja”, “El monje loco está de regreso” (que tenemos traducido y aún no hemos editado) y otros escritos en japonés, “Mi país natal”).

 

Fue más adelante cuando descubrí los poemas que había intercambiado con Teishin, monja zen que en la última etapa de su vida se convirtió en su íntima amiga y en su …y primavera. Descubrí ese juego de su voz de la que Ryokan se hace eco y, en ese eco, a la vez, la resonancia de Teishin con la voz de Ryokan, expresando sin fisuras su amor, su complicidad, su práctica compartida de la vida.

Leerlos me conmovió y, junto a Minuro Shiraishi, comenzamos su traducción.

El paso siguiente fue la investigación sobre su vida y sus anécdotas, su obra y sus ensayos fue, como su poesía, algo natural; natural como el encontrar -o que nos encontrara- el título de esta biografía de la mano de una película, “Primavera, verano, otoño, invierno… y primavera”. Aunque el film de KimKi-Duk no habla de la vida de nuestro poeta, reflejaba exactamente el espíritu de la vida y obra del “olvidado del mundo”, una vida y obra que seguían el ritmo de las estaciones y de la edad.

 

Ha pasado el tiempo y aunque Ryokan ahora sea más conocido, queremos aportar la traducción que hemos hecho de su obra poética. En este libro hacemos un recorrido por su vida, ubicando en la misma los diferentes poemas que fue escribiendo. Para reconstruir su biografía nos hemos basado en “Ryokan moine zen,” de Ishigami-Iagolnitzer Mitchiko, y en algunos comentarios de la edición bilingüe de “Hachisu no tsuyu” (“La Rosée d´un lotus”), de Alain-Louis Colas, a quienes estamos profundamente agradecidos.

 

Pincel y Tintero

 

 ¿Cómo está mi karma

 relacionado con el pincel y el tintero?

 

 Una y otra vez escribo y escribo.

 

 El único que conoce realmente la razón

 es Buda, el Gran Héroe.

 

De “Primavera, verano, otoño, invierno… y primavera en la vida de Ryokan, monje y poeta zen, Antonio Arana Soto, Editorial Milenio

 

 

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