Un vacío insondable, Consol Bofill

 


 

UN VACIO INSONDABLE

Consol Bofill

Sentarse frente a la pared.

Vacío y soledad plenamente presentes.

Nada, aquí, puede cubrirlos, nada llenarlos.

Zazen, frente a la pared. Un capítulo del dialogo con el muro desnudo que devuelve el eco infinito de tanto desvarío.  El muro que en su despojamiento alecciona, poniendo de relieve la implacable algarabía.

Recogerse ahí donde se está, en lo que ahora pasa, en lo que no puede dejar de pasar.

Habitar el instante, hacerse uno con la respiración, adentrarse.

“es otro reino que un alma habita y guarda…lugar intacto que parece haberse abierto en ese solo instante y que nunca más se dará así”[1] 

Quedarse, con la actitud de quien se sabe extranjero.

Sentarse en zazen bien podría ser análogo a lo que hace el escritor, cuando escribe:

“Escribir es defender la soledad en que se está; es una acción que solo brota desde un aislamiento efectivo… en que, por la lejanía de toda cosa concreta se hace posible un descubrimiento de relaciones entre ellas”[2]

Què sería escribir, sino dar a luz lo que no se sabe, lo que no se puede.

Frente a la pared, cada cual consigo y con todos, se recoge en su soledad, en su verdad, la que sea, la del momento, la que cada cual reconoce, acallando su propio ruido, haciéndose cargo de si, traspasándose hacia la verdad de todos, la de ser sin separación, ese lugar mistérico donde el vacío halla plenitud y la soledad unidad.

“la verdad necesita de un gran vacío, de un silencio donde pueda aposentarse, sin que ninguna otra presencia se entremezcle con la suya, desfigurándola.”[3]

Invitación a quedarse. Adentrarse, desenfocar la mirada.

Recogerse en el centro del propio ser, “un centro en toda su plenitud, porque el humano esfuerzo queda borrado”[4]

Y tan solo

“Dejar cumplirse toda impresión y todo germen de un sentir totalmente en sí, en lo oscuro, en lo indecible, en lo inconsciente, en lo inaccesible al propio entendimiento, y aguardar con honda humildad y paciencia la hora del descenso de una nueva claridad”[5]

 

 

 



[1] M.Zambrano, Claros del bosque, p.27

[2] M.Zambrano, Hacia un saber sobre el alma, p.35

[3] Ibid.,p.40

[4] M.Z. claros del bosque, p.28

[5] R.M.Rilke Cartas a un joven poeta, p.39

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