Los cuatro dharmadhatu y la red de Indra, Eduardo Donin GARCÍA

 


                                  

 LOS CUATRO DHARMADHATU Y LA RED DE INDRA

 

Nos habíamos quedado en el anterior diálogo entre Yakusan y Tozan y en la pregunta sobre quiénes serían  los seres sensibles. Habíamos expuesto que los seres sensibles referidos a los seres humanos somos todos aquellos que no somos budas. Cuando acabamos zazen, después de cantar el Hannya Shingyo y los votos del Bodhisattva, el punto final es la ceremonia.

Un poco antes de la última dedicatoria universal está el eko, que anteriormente se hacía en japonés, pero que  se tradujeron a las lenguas vernáculas. La traducción en castellano que cantamos en el zazen de las tardes dice así: “Que los méritos de esta práctica lleguen a todos los seres en todos los lugares, a fin de que nosotros seres sensibles podamos realizar juntos la vía del despertar” .

“A fin de que nosotros seres sensibles”. Así que nos declaramos como seres sensibles que caminan en la vía del despertar por el beneficio de todos los seres. Podemos pensar que esto conlleva una dualidad y una separación entre nosotros seres sensibles y Buda o nuestra naturaleza búdica.  Sin embargo no hay dualidad ni separación entre ambas dimensiones de nuestra realidad, somos el ser sensible y el Buda a la vez, como las dos caras de una misma moneda.  No puede existir ni el Buda sin el ser sensible, ni el ser sensible sin el Buda, entendiendo el Buda como la verdadera naturaleza de nuestra Mente, o la Mente innata.

En la particular búsqueda de Tozan, este parece no creerse que los seres no-sensibles puedan predicar el dharma, y le pregunta a Yakusan por el fundamento escrito de la prédica del dharma de los seres no-sensibles. Podemos hacernos esta pregunta: ¿Se hablará en algún lugar de la enseñanza de Buda  de la prédica del dharma de los seres no-sensibles? Al parecer si, y Yakusan lo expone. Le responde a Tozan “¿Acaso ignoras que el Avatamsaka Sutra afirma<<Los mundos predican, los seres sensibles predican, todas las cosas del pasado, del presente y del futuro predican el Dharma>>?”

El Avatamsaka Sutra traducido como el Sutra de la guirnalda de flores, es uno de los sutras principales del Mahayana, junto con el Sutra del Lotto  y ampliamente mencionado por los maestros de la tradición.

El maestro chino Dushu (557-640 d C) basó su enseñanza en este Sutra y la escuela budista japonesa Tendai. Es un Sutra muy extenso, de unas 1500 páginas en su traducción al inglés, con ricas metáforas que impresionan. El tema central es cómo ve la realidad un Buda.     

 ¿Cuáles son los  fundamentos del Dharma?  En el Hannya Shingyo por ejemplo se  dice: SHIKI SOKU ZE KU, KU SOKU ZE SHIKI Los fenómenos son vacuidad, la vacuidad son los fenómenos. La vacuidad no es una propiedad o un atributo de los fenómenos, o un tejido o elemento material de los fenómenos, sino que los fenómenos son la vacuidad y la vacuidad son los fenómenos.

En el Sutra de la guirnalda de flores se profundiza más en esto, digamos que el Hannya Shingyo o Sutra del corazón, es un Sutra breve, directo que va a lo esencial y el Sutra de la guirnalda de flores es complejo y extenso. Seguramente Tozan conocía este Sutra, lo habría estudiado. Este Sutra contiene múltiples enseñanzas, una de ellas son los cuatro dharmadhatus.       

 El primer dharmadhatu dice así: Todos los dharmas son vistos como eventos particulares y separados. Esta es nuestra manera natural de ver las cosas. Habitualmente funcionamos así, viéndonos a nosotros como entidades sólidas, y viendo a los fenómenos de la misma manera, como eventos particulares y separados, sin aparente relación entre sí. Se necesita (Shoken) la visión penetrante, la visión que puede percibir la vacuidad. Permitir que dicha visión se manifieste es la función de zazen.   La conciencia personal tiene la tendencia a sentirse como ser separado e independiente. Nagarjuna en su canto de alabanza al dharmadhatu lo expresa de esta manera: La mente es vista bajo dos aspectos, el de la mente mundana y el de la que trasciende al mundo. De aferrarse a ella como siendo un “yo” surge el samsara, pero su auténtica consciencia es la Talidad.

El segundo Dharmadhatu  “Todos los eventos son una expresión de lo absoluto” Expresa la relación entre lo absoluto y lo relativo, no es que exista por una parte lo absoluto y por otra lo relativo, sino que lo relativo es la expresión de lo absoluto. Cada fenómeno es una expresión de lo absoluto. Lo absoluto se expresa a través de cada ser. Los árboles, las piedras, el gorrión que canta cada mañana. Nuestra vida personal también es una expresión de lo absoluto.

El tercer Dharmadhatu “Los eventos y sus esencias se inter-penetran” Esto es la no obstrucción entre el principio y los fenómenos.   En este Sutra cuando se habla de principio se refiere a la sunyata,  a KU. Todo vuelve a KU y todo vuelve de nuevo a surgir, recreándose eternamente.

El cuarto Dharmadhatu “Todos los eventos se inter-penetran” Existe una interrelación de unos fenómenos con otros, todo es afectado por todo, no existen fenómenos aislados. No existen fenómenos independientes.  

En ese mismo Sutra también aparece la famosa Red de Indra que es una metáfora sobre la realidad. La red de Indra es una infinita red de joyas, donde en cada joya se reflejan todas las demás. Es como una infinita red de espejos donde las existencias se reflejan unas a otras.  Lo que refleja la red de Indra como los cuatro dharmadhatus es la interdependencia. La comprensión de dicha interdependencia es fundamental por ejemplo para la solidaridad. Una verdadera comprensión de la interdependencia aumenta la solidaridad y empatía. En este mundo tan globalizado deberíamos tomar conciencia verdaderamente de este principio.

Quizás no haya habido una época de la historia con mayores facilidades para comprender dicha interdependencia. De hecho actualmente es un asunto vital. La crisis ecológica que nos asola, y el cambio climático nos están diciendo que no somos seres independientes de la Naturaleza, que el planeta tiene recursos limitados y que está sobre explotado. También la actualidad nos señala la rapidez con la que se propaga un virus, y las consecuencias para la vida humana de algo que en el fondo es microscópico. Invisible a nuestra vista. Por otra parte el egoísmo no hace más que aumentar los problemas que de por sí ya son demasiado grandes. Las crisis migratorias nos indican la injusticia en el reparto de la riqueza, y a su vez demuestra que los países occidentales no pueden aislarse de los problemas de otros países. Todo influye en todo.

Todos estos problemas de alguna u otra manera también predican el dharma. Quizá nos cueste también a nosotros entender que todos estos fenómenos y que todos los fenómenos predican el dharma. Podemos volver a la pregunta que Yakusan lanzó a Tozan: “¿Acaso ignoras (ignoramos) que el Avatamsaka Sutra afirma: <<Los mundos predican, los seres sensibles predican, todas las cosas del pasado, del presente y del futuro predican el Dharma>>?”

No sólo los Budas predican el Dharma. Sin embargo tanto los Budas como los fenómenos predican el Dharma para nosotros seres sensibles. Para todo aquel que esté dispuesto a escucharlo y a practicarlo en esa unión entre zazen y la vida cotidiana.

 

 

Eduardo Donin García

                  

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