Aceptación de lo que es o resignación, Roland Yuno Rech
Aceptación
de lo que es o resignación
Mondo con Roland Yuno Rech – Pégomas, noviembre de
2018
Pregunta: ¿Cómo
podemos transcender concretamente la existencia en nuestra vida cotidiana? Hay
cosas que nos gustaría cambiar en nuestra vida y si finalmente no sucede así,
¿es ésto una aceptación o una resignación?
Roland Yuno Rech: No, el zen, la enseñanza de Buda no
es una enseñanza de resignación. Es aceptar la realidad tal cual es en el
instante. Pero a partir de la comprensión de lo que es real y profundamente la
existencia, aparece el deseo de compartir ese despertar, esa liberación con
todos los seres.
Por lo tanto
ese es el verdadero cambio al cual aspiran los bodhisattvas. No es la resignación a la ilusión eterna. Es
justamente porque todo lo que aparece es impermanente que nuestros apegos,
nuestras ilusiones pueden también desaparecer y dar paso al despertar, a
condición de tener una actitud mental justa, de no detestar lo que es en
beneficio del deseo de otra cosa.
No
detestamos las ilusiones, penetramos su verdadera naturaleza y el simple hecho
de comprender la naturaleza de la ilusión ya es despertar. Por lo tanto no hay
resignación sino una transformación a partir de la visión justa. Esa es la
enseñanza del budismo, es el primer ramal del Óctuple Sendero: la visión justa.
Si no hubiera cambio posible, si esto implicara resignarse a la ilusión eterna,
Buda y todos los maestros de la transmisión no se hubieran tomado la molestia
de transmitir la práctica y la enseñanza.
Podemos experimentar
que nuestra perspectiva, nuestra manera de ser en la vida cambian. Eso depende
de nuestro estado de consciencia instante tras instante. Cuando estamos muy
apegados a algo y eso nos hace sufrir porque no logramos obtenerlo, podemos
preguntarnos: “Pero ¿qué es eso que tanto quiero obtener?” La cuestión
fundamental es preguntarse, “¿qué es?” Esa es la pregunta sobre la verdadera
naturaleza de los fenómenos a cada instante. Y ese punto de vista sobre la
naturaleza de los fenómenos que nos constituyen, con los cuales vivimos,
transforma nuestra relación con esos fenómenos y es así como nos libera de los
apegos y de las actitudes de rechazo que nos hacen sufrir.
No es
resignación, tampoco es voluntarismo, está entre los dos, es sutil. En
realidad, lo que lo realiza no es nuestro ego, no es nuestra voluntad personal.
Esa transformación sutil la realiza zazen, él mismo, más allá de nosotros
mismos, más allá de nuestra consciencia personal.
Si se quiere
resolver el problema de la vida y de la muerte a través de la mente, de la
consciencia personal, tenemos todas las posibilidades de continuar manteniendo
los apegos, aunque sean apegos intelectuales, de una comprensión limitada.
Zazen es verdaderamente lo que nos lleva más allá del más allá de cualquier
apego, de cualquier estancamiento y que el mental ordinario no puede realizar.
Muchas veces
he citado estas palabras del Maestro Eno respecto a la salvación, quien decía,
a pesar que era un gran bodhisattva: “Yo,
Eno, no puedo salvar a nadie, es la naturaleza de buda de cada uno la que nos
salva”. Todo consiste en entrar en contacto con esa verdadera naturaleza,
que está siempre próxima, y que nos constituye. Esa naturaleza es mujo, es aparición y desaparición.
Muchas veces
los religiosos admiten que esta existencia está hecha de impermanencia, pero
piensan que hay algo de eterno más allá y es a esa cosa eterna a la que tratan
de acceder. Mientras que en la práctica de la Vía de Buda se realiza la
impermanencia como impermanencia, como última realidad. El despertar es
impermanente, es la impermanencia misma. Pero eso es justamente lo que la
mayoría de la gente no puede comprender, porque las construcciones del ego van
en contra de eso. Tratamos de escapar de eso porque no lo aceptamos. Entonces
es la actitud no-despierta la que provoca todo tipo de sufrimientos. Y como no
es posible liberarse voluntariamente a través de la mente, nos entregamos a
zazen que transforma nuestra visión ilusoria en visión despierta. No solamente
“visión”, no es solo cuestión de ver sino una manera de ser, de funcionar.
La mayoría
de la gente piensa en el ego, en un “yo” como algo, una substancia, un ser: mi personalidad, mi ego, lo mío, mi yo… Es una forma de pensamiento muy “sustancialista”,
completamente opuesta al Dharma de Buda.
En la
enseñanza de Buda no nos apegamos a ningún concepto, a ninguna noción sino que
aprendemos a vivir en armonía con lo que es. Es una cuestión de funcionamiento
diferente. Transformamos nuestra manera de funcionar y de pensar integrando el
hecho que no hay nada que se pueda agarrar o sobre lo cual permanecer.
Por
consiguiente podemos decir que el alfa y el omega de la enseñanza de Buda es el
“soltar la presa”, abandonar: shin jin
datsu raku, es la verdadera naturaleza del despertar. Eso es bien concreto.
Tú decías “concretamente”. Concretamente podemos vivir eso a cada instante. Eso
no es metafísica, es la pura realidad. Todo nos lo muestra constantemente.
A veces se
dice “estar como obstruido por el Dharma”, es decir, que de cualquiera sea el
modo que miremos, solo encontramos el Dharma, no podemos evadirnos. Todo nos lo
enseña y todo nos lo recuerda, con la condición de abrir los ojos, los ojos de
la sabiduría que ve la realidad tal cual es y no como nuestras ilusiones nos
llevan a interpretarla.
Roland Yuno Rech
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